En Bogotá, el lenguaje es más que comunicación; es identidad. Palabras como «veci», «parce», «bacán», «pola», «pereque» y «chirriado» forman parte del habla cotidiana y reflejan el carácter diverso y vibrante de la ciudad.
Desde el icónico «¿Veci, me regala la cuenta?» hasta expresiones que intrigan a los forasteros, el habla bogotana es una mezcla de influencias. Como ciudad de migrantes, Bogotá no tiene un solo acento ni una única forma de hablar, pero sí posee modismos que la hacen inconfundible.

El español bogotano ha evolucionado a lo largo de los siglos, enriquecido por la llegada de migrantes de distintas regiones del país y por el contacto con el mundo. La identidad cultural y social de la ciudad se ve reflejada en su lenguaje, donde cada palabra tiene una historia y una carga afectiva.
Alejandro Rivas, reconocido creador de crucigramas, ha hecho de las palabras su vida. Con 70 años, este bogotano ha trabajado en medios como El Tiempo, ADN y la revista Copidrogas, además de haber colaborado con La Prensa y El Espectador. Su amor por los crucigramas nació en su juventud y ha sido testigo de la evolución del lenguaje en la ciudad.
El habla bogotana no solo es una muestra de identidad, sino también un reflejo de su historia y transformación. Estudiarla y reconocerla es una forma de preservar una parte fundamental de la cultura de la ciudad.

