Categoría: General

  • Cinco enseñanzas de Gabo para unas infancias más genuinas

    Cinco enseñanzas de Gabo para unas infancias más genuinas

    Ya estamos en modo #FILBoPorCapital, pues en un poco más de un mes iniciará la Feria Internacional del Libro de Bogotá, pero además conmemoramos el natalicio de Gabriel García Márquez, un escritor que nos dejó grandes obras literarias y también importantes lecciones a través de sus letras.

    Hoy queremos compartirte algunas enseñanzas de Gabo, que deberíamos tener todos en nuestra libreta de notas importantes, para que los niños y niñas puedan vivir una infancia más tranquila y explorando sus gustos y pasiones. 

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    1. “Si a un niño se le pone frente a una serie de juguetes diversos, terminará por quedarse con uno que le guste más. Creo que esa preferencia no es casual, sino que revela en el niño una vocación y una aptitud que tal vez pasarían inadvertidas para sus padres despistados y sus fatigados maestros”.

    Los intereses de los niños y niñas son transparentes y genuinos. Cuando manifiestan un gusto es porque algo en especial les causó mucha curiosidad. Siempre tienen un juguete favorito, una serie favorita, o algo que les despierta sus primeras ganas de empaparse y conocer hasta el último dato. 

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    Esas ganas de conocer el mundo a través de lo que les llama la atención no deben ser mediadas por las realidades de los adultos, que muchas veces tienden a estar mucho más limitadas o predispuestas. 

    1. “Creo, con una seriedad absoluta, que hacer siempre lo que a uno le gusta, y sólo eso, es la fórmula magistral para una vida larga y feliz”.

    Muchas veces escuchamos que debemos hacer lo que nos hace felices, ¿pero cuántas veces lo aplicamos? O simplemente, ¿el día a día nos lo permite? La infancia es un momento para volver lema de vida esta premisa, para interiorizar el priorizar las cosas que nos mueven y nos hacen sentir en plenitud.

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    1. “No hay que esperar a que las vocaciones lleguen: hay que salir a buscarlas. Están en todas partes”. 

    Las vocaciones encaminan también nuestra vida, nos hacen tomar decisiones como por ejemplo, qué estudiar, de qué grupos hacer parte, a qué dedicar nuestros tiempos libres. Sin embargo las vocaciones también deben ser alimentadas y fortalecidas, para que podamos explorar de la mano de estas nuestros proyectos de vida. 

    1. “Educar a padres y maestros en la apreciación precoz de las inclinaciones de los niños”.

    La curiosidad debe ser uno de los motores de la vida, principalmente de la infancia, pues es justamente la curiosidad la que nos lleva a descubrir nuestras inclinaciones y preferencias, y esto, sin duda, va formando nuestras pasiones, gustos y sueños.

    1. “Sería ideal que un niño dedicara parte de su fin de semana a leer un libro hasta donde pueda y hasta donde le guste -que es la única condición para leer un libro-, pero es criminal, para él mismo y para el libro, que lo lea a la fuerza en sus horas de juego y con la angustia de las otras tareas”.

    La lectura es una manera de despertar muchas cosas en la infancia como la imaginación, la memoria, la concentración, etc., pero la lectura debe convertirse en un ejercicio que genuinamente cause interés en los chicos y chicas, muchas veces motivar la lectura a través de la obligación solo hará que esta se vuelva una actividad que se haga sin mayor gusto.

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    La infancia es una etapa para explorar sin límites, para descubrirnos y formar todo lo que seremos por el resto de nuestras vidas. Lee más del ‘Manual para ser niño’ aquí

     

  • ImpActo Maker: una nueva apuesta por la educación con inteligencia artificial

    ImpActo Maker: una nueva apuesta por la educación con inteligencia artificial

    Una alianza entre el Ministerio de Educación Nacional y la Fundación Estrategia País ha dado vida a ImpActo Maker, un proyecto que busca transformar la educación mediante el uso de inteligencia artificial generativa y metodologías de innovación. 

     

    Con el apoyo de Google.org y la operación de AtlanttiCO EdTech, esta iniciativa se implementará a nivel nacional para fortalecer las competencias del siglo XXI en estudiantes y docentes. Su enfoque está alineado con la Política Nacional de Inteligencia Artificial y pretende fomentar un uso significativo y creativo de la tecnología en el aula. 

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    ImpActo Maker se dirige principalmente a jóvenes de grados décimo, undécimo y posmedia, así como a docentes de todos los niveles educativos. A través de una ruta pedagógica clara y estructurada, los participantes trabajarán con la metodología GENIA, una combinación entre Design Thinking y el método científico, que les permitirá convertir retos locales en proyectos con impacto real.

    La implementación se hará en conjunto con secretarías de educación, universidades, colegios y otros aliados estratégicos. El objetivo es construir una red nacional colaborativa que impulse el pensamiento crítico, la creatividad y el uso ético de la tecnología en contextos educativos diversos. 

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    Más allá de lo académico, el proyecto busca consolidar una comunidad maker en todo el país, donde la inteligencia artificial no solo sea una herramienta tecnológica, sino una aliada para el cambio social, territorial y educativo en Colombia.

  • ¿Dónde terminan las botellas de amor que reciclamos?

    ¿Eres de los que les gusta hacer botellas de amor pero no saben si realmente se usan? Esa misma pregunta nos surgió a nosotros, así que nos pusimos en la tarea de averiguar más. 

    Pero antes un contexto, las botellas de amor son aquellas que llenas con empaques o residuos que normalmente tirarías a la basura. Se pueden elegir botellas plásticas de cualquier forma, tamaño o color, ya sea de suavizantes de ropa, detergentes, aceite de cocina, jugos, yogurt, entre otros.

    Y es que darle un correcto uso a los plásticos se ha vuelto una tarea urgente, pues estos tienen una lenta descomposición. Solo para que tengas en cuenta, una bolsa de plástico puede durar más de 150 años en desaparecer y las botellas de este material se calcula que duran más de 500 años. 

    Sumado a esto, quemar plásticos provoca la liberación de sustancias como: dióxido de carbono, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y óxidos de azufre, todas estas son tóxicas, contaminan el aire y afectan la salud humana. 

    Lee también: El viaje del papelito que botamos en las calles

    Según la ONU, los plásticos representan aproximadamente el 85 % de los desechos marinos. Greenpeace, por su parte, ha reportado la presencia de residuos plásticos a profundidades de hasta 10.000 metros bajo el mar. Estos materiales pueden ser ingeridos por la fauna marina, provocándoles problemas digestivos que a menudo derivan en enfermedades o incluso la muerte. Además, al consumir peces y otros organismos marinos contaminados, los seres humanos también se ven expuestos a estas partículas plásticas, lo que representa un riesgo potencial para la salud.

    Todo esto ha motivado que iniciativas como las botellas de amor existan y que muchas personas se sumen a estas acciones. Sin embargo, en ocasiones hacemos esto sin que tenga mucho impacto, por eso fuimos con Chema a San Bernardino, Bosa a averiguar cómo podemos hacer que las botellas de amor sean efectivas para el cuidado del planeta.

    Lee también: Chema te lo cuenta, una serie que te lleva a recorrer Bogotá

    Uno de los lugares a los que puedes llevar tus botellas es a Listonplast, una fábrica de madera plástica que fue creada hace 25 años. Allí se realizan procesos de economía circular a partir del reciclaje del plástico incluidas las botellas de amor, que allí las llaman ´botellas de oportunidades’.

    Ellos recolectan botellas de oportunidades en distintos puntos, incluidos algunos colegios. Todo ese material va a un Centro de Acopio, donde lo seleccionan y organizan. Luego, lo reciben para triturarlo y aglutinarlo, convirtiéndolo en una especie de “madera plástica”. 

    Con esa materia prima fabrican desde medallas hasta casas, aunque su producto estrella son las estibas plásticas que venden a empresas en Colombia. Si algún mueble se daña, las empresas lo devuelven, ellos lo reparan o reutilizan las partes, y así el ciclo se mantiene.

    Mira este capítulo de Chema te lo cuenta y descubre cómo le fue en esta fábrica y conoce más de esta empresa a la que puedes llevar tus botellas de amor y ser parte de este proceso de transformación de residuos.

     

    *Contenido financiado por el fondo único de TIC. 

  • ¿Dónde terminan las botellas de amor que reciclamos?

    ¿Dónde terminan las botellas de amor que reciclamos?

    ¿Eres de los que les gusta hacer botellas de amor pero no saben si realmente se usan? Esa misma pregunta nos surgió a nosotros, así que nos pusimos en la tarea de averiguar más. 

    Pero antes un contexto, las botellas de amor son aquellas que llenas con empaques o residuos que normalmente tirarías a la basura. Se pueden elegir botellas plásticas de cualquier forma, tamaño o color, ya sea de suavizantes de ropa, detergentes, aceite de cocina, jugos, yogurt, entre otros.

    Y es que darle un correcto uso a los plásticos se ha vuelto una tarea urgente, pues estos tienen una lenta descomposición. Solo para que tengas en cuenta, una bolsa de plástico puede durar más de 150 años en desaparecer y las botellas de este material se calcula que duran más de 500 años. 

    Sumado a esto, quemar plásticos provoca la liberación de sustancias como: dióxido de carbono, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y óxidos de azufre, todas estas son tóxicas, contaminan el aire y afectan la salud humana. 

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    Según la ONU, los plásticos representan aproximadamente el 85 % de los desechos marinos. Greenpeace, por su parte, ha reportado la presencia de residuos plásticos a profundidades de hasta 10.000 metros bajo el mar. Estos materiales pueden ser ingeridos por la fauna marina, provocándoles problemas digestivos que a menudo derivan en enfermedades o incluso la muerte. Además, al consumir peces y otros organismos marinos contaminados, los seres humanos también se ven expuestos a estas partículas plásticas, lo que representa un riesgo potencial para la salud.

    Todo esto ha motivado que iniciativas como las botellas de amor existan y que muchas personas se sumen a estas acciones. Sin embargo, en ocasiones hacemos esto sin que tenga mucho impacto, por eso fuimos con Chema a San Bernardino, Bosa a averiguar cómo podemos hacer que las botellas de amor sean efectivas para el cuidado del planeta.

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    Uno de los lugares a los que puedes llevar tus botellas es a Listonplast, una fábrica de madera plástica que fue creada hace 25 años. Allí se realizan procesos de economía circular a partir del reciclaje del plástico incluidas las botellas de amor, que allí las llaman ´botellas de oportunidades’.

    Ellos recolectan botellas de oportunidades en distintos puntos, incluidos algunos colegios. Todo ese material va a un Centro de Acopio, donde lo seleccionan y organizan. Luego, lo reciben para triturarlo y aglutinarlo, convirtiéndolo en una especie de “madera plástica”. 

    Con esa materia prima fabrican desde medallas hasta casas, aunque su producto estrella son las estibas plásticas que venden a empresas en Colombia. Si algún mueble se daña, las empresas lo devuelven, ellos lo reparan o reutilizan las partes, y así el ciclo se mantiene.

    Mira este capítulo de Chema te lo cuenta y descubre cómo le fue en esta fábrica y conoce más de esta empresa a la que puedes llevar tus botellas de amor y ser parte de este proceso de transformación de residuos.

     

    *Contenido financiado por el fondo único de TIC. 

  • Jordi Sierra i Fabra: un escritor que desde niño soñó con el mundo de las letras

    Jordi Sierra i Fabra: un escritor que desde niño soñó con el mundo de las letras

    Desde España para el mundo, literalmente así podría resumirse la carrera como escritor de Jordi Sierra I Fabra, un autor que ha dedicado más de 50 años de su vida a escribir para niños, niñas y adolescentes. 

    Nació en Barcelona el 26 de julio de 1947, pero su historia es todo menos aburrida. Desde chico ya mostraba que lo suyo era escribir. A los ocho años ya estaba con papel y lápiz dejando volar su imaginación, y a los 12 años (sí, a los 12) creó una novela de ¡500 páginas! 

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    Al principio, como muchos, se metió a estudiar otra cosa (construcción, nada que ver con libros), mientras trabajaba en una empresa durante el día. Pero la vida lo fue llevando por el camino que realmente le gustaba: la música y la escritura. En los años 60 comenzó a escribir artículos para periódicos importantes y fue uno de los que ayudó a crear El Gran Musical en la Cadena Ser.

    Luego, en los 70, decidió dejar todo lo demás y dedicarse a viajar y escribir. Sacó su primer libro ‘1962-72 Historia de la Música Pop’ y la rompió. Aparte de ser un ‘crack’ con la pluma, se metió de lleno en el mundo de la música, conociendo a artistas de talla mundial. Y mientras todo eso pasaba, seguía escribiendo novelas y llevándose premios por montones.

    En el 77 fundó ‘Super Pop’, una revista que marcó a toda una generación, y en el 78 ya estaba entre los finalistas del Premio Planeta, que es como ganarse un Grammy, pero en libros. Desde ahí no ha parado. Ha escrito más de 600 libros, muchos dirigidos a jóvenes, y ha ganado premios como el Gran Angular, el Edebé y otros que demuestran que él no escribe por escribir: escribe para conectar, para contar, para inspirar.

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    Sus libros han sido llevados al cine, al teatro, a la televisión, y ha vendido más de nueve millones de copias solo en España. Para que te hagas una idea, es uno de los diez autores más leídos en colegios en ese país. Y no es para menos: sus historias hablan de cosas reales, con personajes que sienten, se equivocan y crecen.

    Así que si todavía no te has leído nada de Jordi Sierra i Fabra, pilas: por ahí puede estar el libro que te enamorará de la lectura. Este escritor demuestra que la palabra tiene poder, y que desde chico se puede soñar en grande.

  • Bogotá a fuego lento: entre la tradición y la alta cocina

    Bogotá a fuego lento: entre la tradición y la alta cocina

    En Bogotá, la cocina no es una sola, sino muchas al mismo tiempo. Desde el tradicional corrientazo hasta los restaurantes que han alcanzado reconocimiento internacional, la capital colombiana es un cruce de sabores que se mezclan, conviven y evolucionan. ¿Cómo se define su identidad gastronómica? 

    La historia culinaria de la ciudad es el reflejo de su mestizaje. En sus orígenes, los muiscas cultivaban y cocinaban con maíz, tubérculos y granos. Con la llegada de los españoles se incorporaron ingredientes y técnicas europeas. Luego, en el siglo XIX, las élites bogotanas adaptaron influencias francesas y británicas en busca de una cocina nacional. Y en el siglo XX, con el crecimiento urbano, llegaron las cocinas del Caribe, del Pacífico, de los Andes, además de influencias extranjeras que se han vuelto cotidianas.

    Hoy Bogotá tiene una oferta culinaria amplia: fritangas en plazas populares, piquetes en fondas tradicionales, y también propuestas de alta cocina con productos locales. Sin embargo, la estrella Michelin aún está lejos de esos sabores cotidianos. ¿Se puede construir una cocina bogotana sin dejar atrás lo que siempre nos ha alimentado?

    Dos referentes responden con hechos. Eduardo Martínez, chef de Mini-Mal, lleva más de veinte años explorando ingredientes tradicionales y cocinas de comunidades locales. Su restaurante es un espacio de experimentación, pero también de respeto por los saberes ancestrales. Para él, cada plato es una oportunidad para dignificar la tradición.

    Mary Mena Rentería, fundadora de “La Esquina de Mary” en la Plaza de la Perseverancia, ha hecho de la cocina una forma de vida. Con más de dos décadas de trabajo, su restaurante es un punto de encuentro entre la sazón del Pacífico y el alma bogotana. Cocina con la memoria y sirve con el corazón.

    Bogotá está aprendiendo a saberse a sí misma. Y en ese proceso, su cocina se convierte en testimonio vivo de una ciudad que cambia, pero que no olvida.

  • Jóvenes emprendedores: así crean y venden sus productos en Soacha

    Jóvenes emprendedores: así crean y venden sus productos en Soacha

    El colegio es el lugar en donde aprendemos un montón de cosas: matemáticas, sociales, español, ciencias, tecnología, idiomas, etc., y con el paso de los años han entrado nuevas materias que nos enseñan sobre esas otras cosas que son muy importantes, y que quizá no siempre son vistas como algo de lo que deberíamos hablar en los espacios escolares. 

    Una de esas cosas tiene que ver con el emprendimiento, porque sabemos que en estas épocas mucho se habla de emprender, pero este no es un camino fácil y también requiere una preparación, así que ¿qué mejor que dialogar sobre esto desde que esta idea nos empieza a rondar en la cabeza?

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    Justo por esto el Liceo Nueva Vida se puso la 10 y decidió incluir en su malla curricular una materia dedicada a que los chicos y chicas aprendan de este tema y a temprana edad vayan materializando esas ideas que los inspiran.

    Año tras año, los y las profes le presentan a los estudiantes los enfoques por los que se pueden inclinar: bolsas reutilizables, accesorios, jabones, velas, croché, entre otras. Cada chico y chica escoge el enfoque que más le llama la atención, arman grupos, crean la marca; logo, slogan y determinan los roles que cada uno de los estudiantes tendrán en la micro empresa. 

    Luego pasan a la producción del producto y trasversal a todo este proceso desarrollan habilidades en temas como el trabajo en equipo, identificar públicos, manejar dinero y todo lo que una creación de empresa conlleva.

    “El emprendimiento para mí significa mucho porque no solo es algo para ganar dinero, sino que me gusta hacerlo para que las personas vean cómo un talento que tienes puede llegar a impactar vidas”, Liz, estudiante del Liceo Nueva Vida.

    Conoce más de este proyecto en este capítulo de Micros eureka: Tus poderes, tu mundo y quién quita que te animes a dar los primeros pasos en el mundo del emprendimiento.

     

  • SIMONU: el proyecto que promueve la participación política de niños y niñas

    ¿Eres de los chicos que les gusta participar en pro de su comunidad? Hoy te presentamos a SIMONU, una estrategia pedagógica y política que inspira a niñas, niños, jóvenes y docentes a pensar el mundo de forma crítica y a actuar para transformarlo.

    Liderada por la Secretaría de Educación del Distrito y el Centro de Información de las Naciones Unidas (CINU Bogotá), tiene como misión convertir las aulas en espacios de debate, investigación y participación, donde los estudiantes representan países y organizaciones, discuten problemáticas globales y proponen soluciones reales.

    Su apuesta va más allá del ejercicio académico: promueve una ciudadanía activa, fortalece el pensamiento político desde edades tempranas y abre escenarios donde los jóvenes no solo imaginan el futuro, sino que lo construyen desde ya.

    Lee también: Parches juveniles que luchan por el cuidado del medio ambiente

    Alejo e Isa de Distrito Eureka estuvieron conociendo más sobre SIMONU y acompañando a un grupo de jóvenes de Bogotá que a través de este programa llegaron al Capitolio Nacional, la sede del Congreso de la República, a presentar sus argumentos, propuestas y demostrar su pasión por cambiar el mundo desde la palabra.

    En este espacio los participantes se preparan para defender posturas y negociar soluciones a los problemas más apremiantes de nuestro tiempo: el cambio climático, los derechos humanos, la equidad de género, entre otros. No es un juego, es una preparación para la vida democrática, para ejercer la ciudadanía desde ya.

    Durante el capítulo, Isa y Alejo no solo observan, también se meten en la dinámica, investigan, debaten, escuchan y, sobre todo, aprenden. Además son testigos de cómo en el mismo recinto donde se toman decisiones que afectan al país entero, los chicos se toman la palabra. 

    Lee también: Distrito Eureka: ¡Conoce a Isa y Alejo, los anfitriones!

    SIMONU es un recordatorio de que la niñez no es solo futuro, es presente. Que abrir espacios de participación es reconocer su capacidad de análisis, su sensibilidad ante las injusticias y su deseo genuino de aportar. La democracia se fortalece cuando escucha todas las voces.

     

  • SIMONU: el proyecto que promueve la participación política de niños y niñas

    SIMONU: el proyecto que promueve la participación política de niños y niñas

    ¿Eres de los chicos que les gusta participar en pro de su comunidad? Hoy te presentamos a SIMONU, una estrategia pedagógica y política que inspira a niñas, niños, jóvenes y docentes a pensar el mundo de forma crítica y a actuar para transformarlo.

    Liderada por la Secretaría de Educación del Distrito y el Centro de Información de las Naciones Unidas (CINU Bogotá), tiene como misión convertir las aulas en espacios de debate, investigación y participación, donde los estudiantes representan países y organizaciones, discuten problemáticas globales y proponen soluciones reales.

    Su apuesta va más allá del ejercicio académico: promueve una ciudadanía activa, fortalece el pensamiento político desde edades tempranas y abre escenarios donde los jóvenes no solo imaginan el futuro, sino que lo construyen desde ya.

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    Alejo e Isa de Distrito Eureka estuvieron conociendo más sobre SIMONU y acompañando a un grupo de jóvenes de Bogotá que a través de este programa llegaron al Capitolio Nacional, la sede del Congreso de la República, a presentar sus argumentos, propuestas y demostrar su pasión por cambiar el mundo desde la palabra.

    En este espacio los participantes se preparan para defender posturas y negociar soluciones a los problemas más apremiantes de nuestro tiempo: el cambio climático, los derechos humanos, la equidad de género, entre otros. No es un juego, es una preparación para la vida democrática, para ejercer la ciudadanía desde ya.

    Durante el capítulo, Isa y Alejo no solo observan, también se meten en la dinámica, investigan, debaten, escuchan y, sobre todo, aprenden. Además son testigos de cómo en el mismo recinto donde se toman decisiones que afectan al país entero, los chicos se toman la palabra. 

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    SIMONU es un recordatorio de que la niñez no es solo futuro, es presente. Que abrir espacios de participación es reconocer su capacidad de análisis, su sensibilidad ante las injusticias y su deseo genuino de aportar. La democracia se fortalece cuando escucha todas las voces.

     

  • Los Buendía, la familia de Cien años de soledad

    Los Buendía, la familia de Cien años de soledad

    Hablemos de Los Buendía, la familia de Cien años de soledad, novela ganadora del Premio Nobel de Literatura. Este libro habla de siete generaciones, todo sucede en Macondo  y de ahí viene ese resonado realismo mágico. Aquí te contamos más específicamente cómo estaba constituida esta familia:

    • Todo empieza con Úrsula y José Arcadio, fundadores de Macondo, son primos segundos que se casaron y empezaron esta historia familiar. Ella siempre vivió con el temor de que sus hijos pudieran salir con cola de cerdo por ser familiares. 
    • Ellos tienen 3 hijos: Aureliano, José Arcadio y Amaranta. También está Rebeca quien fue hija adoptiva y terminó casándose con José Arcadio
    • Amaranta no tuvo descendencia.
    • Aureliano o el coronel Aureliano Buendía, el personaje con el que empieza el libro: “Muchos años después frente al pelotón de fusilamiento…” se casó con Remedios Moscote. Ella murió estando embarazada. También tuvo un romance con Pilar Ternera, que era una amiga de la familia, con quien tuvo a Aureliano José. Y cuando se fue a la guerra, regresó siendo el papá de 17 hijos llamados todos Aureliano. 
    • José Arcadio (hijo y el mayor de los hermanos), se casó con Rebeca, pero antes tuvo un romance con Pilar Ternera, de ahí nace Arcadio. Aunque él nunca supo que era su hijo, es el que sigue con la descendencia de la familia.
    • Arcadio se junta con Santa Sofía de la Piedad y tienen 3 hijos: Aureliano segundo, José Arcadio Segundo (gemelos) y Remedios la Bella.
    • José Arcadio Segundo y Remedios la Bella no tienen descendencia. 
    • Aureliano Segundo se casa con Fernanda del Carpio, con quien tiene 3 hijos: Renata Remedios, José Arcadio y Amaranta Úrsula.
    • José Arcadio no tiene hijos.
    • Renata Remedios y Mauricio Babilonia, un aprendiz de mecánico al que siempre lo siguen mariposas amarillas, tienen un amorío pero a escondidas y de ahí nace Aureliano Babilonia. 
    • Y Amaranta Úrsula, quien se casa con Gastón y tiene un hijo con Aureliano Babilonia. Este último descendiente de los Buendía nació con cola de cerdo porque: “Las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.”

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    Aquí te compartimos el árbol genealógico, recuerda que puedes descargarlo para usar en clases, llevarlo contigo o incluso pegarlo en tu lugar favorito.