En menos de una década, el barrio San Felipe en Bogotá pasó de ser un espacio dominado por fábricas a convertirse en un epicentro de arte y creatividad.
Hoy, el Distrito Creativo de San Felipe es hogar de galerías, empresas de diseño, moda y teatro, lo que ha impulsado su valorización inmobiliaria de manera acelerada. Mientras que hace unos años una casa podía costar 300 millones de pesos, ahora su precio alcanza los 1.000 millones, reflejando el impacto del fenómeno de gentrificación en la zona.

La comunidad ha sido testigo de esta transformación. Edison Cardozo, diseñador gráfico y residente del barrio desde su infancia, recuerda con nostalgia el San Felipe de su niñez, pero celebra el auge artístico que ahora lo define.
«Extraño algunas cosas del pasado, pero me enorgullece ser parte del cambio desde mi labor como diseñador», comenta.
Gustavo Gómez, gestor cultural y embajador del distrito, ha trabajado activamente en la consolidación de este espacio. Es el creador de la Kermés de San Felipe, un evento que surgió como alternativa a los ya establecidos en el barrio, como el Open San Felipe.
«Nació de la necesidad de ofrecer experiencias distintas a la comunidad», explica.
Con una densidad de artistas por metro cuadrado difícil de igualar en el país, San Felipe se ha convertido en un ícono cultural de Bogotá, donde el arte y la creatividad continúan expandiéndose sin límites.

